La arquitecta Arelys Méndez considera que el mejor regalo para San Cristóbal es la ordenanza de zonificación
"Si Juan Maldonado volviera se sorprendería de su obra"
Arelys Méndez es arquitecta de profesión. Para ella el mejor regalo para San Cristóbal en sus 450 años de fundada sería, por lo menos, una nueva ordenanza de zonificación. (Foto: Jorge Castellanos)
( Escrito por José Luis Guerrero S.Diario La Nación Edición digital Jueves 17/03/2011)
Si Juan Maldonado llegara de nuevo a San Cristóbal, 450 años después, se sorprendería de su obra. Estaría feliz de haber cumplido la tarea encomendada desde Pamplona a comienzos del año 1561 de fundar la ciudad, pero tal vez molesto por el crecimiento desordenado de la villa.
Una ciudad que para muchas personas marcha desorientada, sin brújula, ni carta de navegación. No es para menos. La ordenanza de zonificación o su plan de desarrollo urbano fue elaborado en 1976, con vigencia -artículo 4- hasta el año 1990. A la fecha, está desactualizado, por lo menos, en 20 años. Consideran que las autoridades no se trazan metas a largo plazo y trabajan bajo el criterio de la inmediatez.
Desde el 2003, Arelys Méndez pertenece a las nuevas generaciones de arquitectos, luego de egresar de la Universidad Nacional Experimental del Táchira. Es especialista en Estudio y Evaluación de Impacto Ambiental, magíster en Gestión de la Ciudad y Urbanismo. Ella está preocupada por la anarquía que reina en todos los sectores de la villa, por la contaminación visual, la falta de coordinación entre las autoridades y el desinterés de muchos hombres y mujeres hacia la ciudad.
En las aulas de clase de la Unet discute las angustias de la ciudad cumpleañera, de lo bueno y de lo malo, de ver cómo los espacios se acondicionan para los carros y no para el disfrute de la gente. Forma parte del Grupo de Investigación Arquitectura y Sociedad; es miembro activo de la Fundación Proyecto Diagonal, donde un grupo de profesionales de la arquitectura miran la ciudad con otros ojos, por el sendero de avanzar por el beneficio común.
"Bueno, hay sectores de San Cristóbal por donde no se puede caminar, porque la ciudad se ha diseñado para los vehículos y no para los peatones, especialmente para las mujeres que van en tacones. Pero la ciudad se conoce es caminando, a pie, es otra visión diferente a ir en un carro, y tampoco se puede recorrer en bicicleta", dice.
Pero la San Cristóbal del conquistador español, la fundada por Juan Maldonado, nació independiente de Pamplona, libre para crecer a sus anchas y así ha sido. Planificada hasta la década de los 70 con sus avenidas, barrios y urbanizaciones, lo que ella llama "un punto positivo" en la planificación de la ciudad.
Pero, hay un pero. En los últimos 40 años la dinámica urbana ha cambiado. Eso se observa en las transformaciones que ocurren en las viviendas de Barrio Obrero, casas de ladrillos y techos de teja, de patio central, que han cedido los espacios a desarrollos verticales, espacios para el comercio y para la diversión.
Edificaciones que la joven profesional califica de estructuras muy rectas y firmes, con poca variación de una a la otra, donde a su juicio destaca el edificio de Seguros La Previsora en Barrio Obrero. "Es un ejemplo de arquitectura moderna, de espacios amplios, de pensar en la gente que camina, en las personas con discapacidad, y el aprovechar estos espacios para la recreación, para la siembra de árboles", confiesa con mucha firmeza.
Esa dinámica urbana está más clara en el Centro de la ciudad, cuyos habitantes aún no se adaptan del todo al Par Vial. Una obra pensada para que circulen más carros y el peatón corra de un lado a otro al cruzar los seis canales de circulación, mientras la luz roja del semáforo lo permita. Un espacio amplio de concreto donde la naturaleza quedó de lado.
"Todos estamos claros que transcurre el año 2011. Son otros tiempos y los cambios son necesarios, pero éstos no pueden ser dispersos. Todo debe ir ordenado, desarrollar formas de movilidad sostenible, de beneficio común", destaca Méndez, quien es docente en la Unet, en la carrera de Arquitectura. Para ella, recorrer en vehículo las calles de la ciudad se ha convertido en una rutina extenuante.
Le preocupa la cantidad de autos en las calles, el congestionamiento de vehículos, las construcciones permisadas que no cumplen con las normas de ingeniería, como por ejemplo, contar con el número de estacionamientos permitidos, por muchos elementos contaminantes en el entorno, por el comportamiento desordenado de un gran número de sus habitantes.
"Veo una ciudad con vallas publicitarias por todos lados, cadenas de cableado colgando en los postes y en los frentes de las casas, calles con huecos, montones de basura, un peatón que se lanza a la calle y no cuida su vida, impacto visual y comportamiento ciudadano que afecta a todos", expresa, y reflexiona con tres palabras "hay que cambiar".
Sueña con los cambios de la ciudad para bien. Con el resurgimiento de un nuevo grupo de planificadores, arquitectos, urbanistas, ingenieros y demás profesionales, que junto a la sociedad son responsables del despertar de otra San Cristóbal que ya cumplió un ciclo más de vida, después de los 450 años, y parece estar en el punto más bajo.
"Son los nuevos profesionales quienes tienen la tarea de imponer el otro camino. De rescatar lo que se ha descuidado y planificar para el peatón, para el disfrute de una ciudad, pero a pie, con muchos árboles, distante de las islas de calor en que se han convertido el centro y otras zonas de la ciudad, porque domina el cemento, y donde se necesita plantar más árboles", insiste, mientras cruza sus manos para apoyarse en la mesa de trabajo.
Otra tarea es sacar a la calle todos los trabajos de investigación de decenas de estudiantes de las universidades, que como los de la Facultad de Arquitectura de la Unet, desde las aulas de clase, discuten sobre el reordenamiento urbanístico y la intervención del espacio público para caminar.
Amplia en el diálogo y muy clara en sus planteamientos, la arquitecta considera que el mejor regalo para la ciudad es una nueva ordenanza de zonificación. Tarea que compete a los integrantes del Concejo Municipal, al equipo técnico de la Alcaldía y miembros de la sociedad civil. Trabajo de grupo, colectivo y nunca individual.
Pero la joven docente va más allá. No cree que San Cristóbal deba seguir sola, ni planificar un desarrollo urbano como encerrada en cuatro paredes. Los municipios cercanos, como Cárdenas, Guásimos, Andrés Bello, Torbes, Independencia y Libertad, tienen que integrarse a un solo ente rector para crecer en conjunto, planificar a futuro. Es el pensar en la gente como lo más importante y no en los militantes de los partidos políticos, porque la ciudad no distingue colores, ni organizaciones partidistas.
"Sería el más grande regalo para la ciudad cumpleañera. Estaría reglamentado en todo lo concerniente a la utilización del suelo urbano, áreas de construcción, alturas de fachadas, retiro de edificaciones, áreas para estacionamiento de vehículos, entre muchas otras cosas, para el desarrollo urbano de una ciudad vivible", manifiesta.
Otro regalo es el rescate de lo poco que queda del casco histórico de San Cristóbal. Edificaciones que con el paso de los años son referencia de la ciudad, olvidadas por muchos, destruidas por otros. Muchas casonas en ruinas, a punto de caer.
"El pasado debe valorarse. Me da mucha lástima el casco histórico en general. Queda muy poco, porque se ha intervenido mucho. Eso es muy importante y forma parte de la ciudad. Las edificaciones que están en pie son contadas, pero están separadas, por eso se necesita integrar al Edificio Nacional, a las plazas del centro, al Salón de Lectura, espacios para caminar, para disfrutarlos, considerando la seguridad de las personas, la limpieza de los espacios públicos".
Menciona a La Ermita, al otro extremo de la iglesia Catedral, hacia donde se extendió la ciudad en el siglo pasado, que termina en línea recta en el Cementerio municipal, espacios de historia, dispersos por todos lados.
Por nada del mundo comparte que la cota del Parque Nacional Chorro El Indio sea modificada para construir en la montaña. Defiende el pulmón natural de la ciudad verdor de naturaleza que todos debemos cuidar, para disfrutar de un clima agradable y para ir a caminar entre sus anchas.
Su experiencia le permite señalar que a la ciudad todavía se le puede sacar mucho provecho. Afirma que hay espacios aún no desarrollados del todo, como la parroquia San Juan Bautista, porque "no se han aprovechado lo suficiente".
"Incluso la parroquia La Concordia podría convertirse en un sector súper importante de la ciudad, si se hiciera una regeneración urbana con un plan y proyectos puntuales. Hay beneficios por su ubicación, el tener menos pendientes, no hay problemas de desborde de quebradas, ni deslaves, está como subestimado. No se ha sacado el mejor provecho y cuenta con importantes edificaciones como el Hospital Central, instalaciones deportivas, el Parque Metropolitano, toda una serie de equipamientos".
La ciudad tranquila del pasado no volverá. Los tiempos son otros, hay muchos indicadores que alertan de la necesidad de un cambio. El resurgir como ciudad es muy necesario.
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