Temístocles Salazar
A partir de 1850, San Cristóbal vivió un crecimiento económico sostenido, fundado por supuesto en el café, que lo llevó a motorizar la separación de la Provincia de Mérida y la creación de la Provincia autónoma del Táchira en 1856. Más de 50 mil quintales de café producidos fueron suficientes para alterar aquellas parsimoniosas relaciones sociales locales que se había heredado desde la Colonia y que la guerra de Independencia no llegó a alterar. Ese torrente de riquezas logró un despertar de San Cristóbal en 1857, plasmado en hechos puntuales como la llegada de inmigrantes europeos que vinieron a reimpulsar aquel crecimiento económico, aportando capitales y cultura: italianos y corzos como Merchán, Costa, Tagliaferro, Semidei, Berti, Tancredi, Spósito, Stella, Spanochia, Miliani, Anselmi, también alemanes como Guillermo Bluhn, algunos de descendencia judía. La población creció, lo demuestran las estadísticas de nacidos, casados y muertos para ese año en San Cristóbal: nacieron 478 (entre varones y hembras) y murieron 277 personas, por primera vez un saldo positivo en firme (por cada 100 habitantes morían 60 sancristobalenses), y la cifra de casados fue alta comparativamente con años anteriores, alcanzaron el número de 52 matrimonios, sin incluir los del resto del Cantón (Táriba, Guásimos y Capacho). Se expandieron las Fiestas y Ferias, revivieron con intensidad las corridas de toros. Surgieron, por supuesto, los burdeles, y el mismo Gobernador de la Provincia del Táchira, Domingo Martínez, en carta al Jefe Político del Cantón de San Cristóbal, el 11 de Septiembre de 1857, reconoce y le informa “de la existencia de casas de prostitución y de encontrarse en la Villa (de San Cristóbal) multitud de mujeres ociosas y entretenidas por las calles entregadas a los vicios”. Este despertar también trajo un fomento en la apertura y mantenimiento de caminos no solo entre las localidades del Cantón sino los que conducían hacia otros Cantones. Hubo además un crecimiento de la matrícula escolar cantonal y se estabilizó el funcionamiento de las 6 escuelas existentes: la de Guásimos con el maestro Vicente Muñoz al frente; la de niñas de Capacho con el maestro Juan de Jesús Galvis; la de niñas de Táriba con la maestra María José García, y la de niños con el maestro Lorenzo Niño; y las de la propia Villa de San Cristóbal: la escuela para niños con el maestro Ramón María Maldonado al frente, y la de niñas con la recordada maestra Josefa Briceño.
Este despertar de 1857 le dio perfil definitivo a la Villa de San Cristóbal como capital de la entonces Provincia del Táchira.
Diario La Nación Edición Digital 19/02/2011
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