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sábado, 26 de febrero de 2011

Leyendas de San Cristóbal: En El Cuartel Bolívar

El Cuartel Bolívar está situado entre las Calles 9 y 10. Es una recia construcción en forma de castillo en la que hace algunos años funcionó  el batallón Ricaurte No. 41, en la actualidad lo están remodelando. Es sede del Comando de la Segunda División del Ejército
Aquella noche todo estaba en silencio. El rondín acababa de visitar
las garitas y los puestos de guardia, luego pasó a comunicarle al oficial de guardia:
-Sin  novedad, mi capitán.
Corría una brisa fría y la niebla iba cubriendo la ciudad. El soldado de garita  vigilaba la zona norte, cuando lo sacudió un escalofrío pensó: "Esta noche va a hacer mucho frío, menos mal que falta poco para terminar la guardia". Las luces de la ciudad se reflejaban en las nubes. En un reloj lejano sonaron doce campanadas. Se dijo: "Son las doce. Creí que era más tarde, aún me falta una hora".
Al rato volvió el rondín visitando los puntos de guardia y el soldado lo vio desaparecer entre la niebla. Poco después, escuchó unos  pasos marciales.  Entre nubes divisó la figura de un capitán en traje de gala -¡Qué raro!" - pensó - de inmediato se cuadró y saludó al superior:
-Sin novedad, mi capitán.
- ¡Enhorabuena!, soldado Parra, porque siempre está alerta. Cuando termine su guardia preséntese a la ronda.
-A sus órdenes - respondió el soldado.
El capitán desapareció entre la niebla, mientras el soldado Parra se preguntaba: "¿Quién será ese capitán?, ¿Por qué sabe mi nombre y por qué viste de gala?".
La noche se hizo cada vez más oscura, la niebla se disipó y comenzó a llover torrencialmente. A la una en punto llegó el guardia de garita a relevarlo y, después el soldado Parra atravesó la azotea bajo el fuerte aguacero. Se dirigió a la parte baja del cuartel en busca del oficial de ronda. Cuando estuvo delante de él se cuadró:
-A sus órdenes mi capitán, aquí estoy.
-Ya veo que estás ahí, pero ¿qué quieres?
-¿Usted no me llamó?
-¿Yooo ... ?
-Sí señor, perdone, pero me dijeron que me presentara a usted al terminar mi guardia.
- ¿En dónde hiciste la guardia?
-En la garita Norte.
- ¿Y quién te dijo que vinieras?
- Un capitán alto, vestido de gala.
-¿Lo conoces?
-No señor, pero me pareció extraño.
-¿Porqué?
-Porque  apareció y desapareció entre la niebla.
Han pasado los años... Esta escena se ha repetido muchas veces,  en las  madrugadas aparece un capitán vestido de gala que imparte ordenes. Dicen que tuvo un accidente y su espíritu de servicio lo lleva siempre a su amado cuartel.
Robles Lolita, LEYENDAS DEL TÁCHIRA. Pág. 9/11

1 comentario:

  1. LA EXTRAÑA CASA DE LA ERMITA
    En la parte baja de la Ciudad de San Cristóbal, en la Carrera 1 entre Calle 15 y 14, existe una casa muy extraña. Dicen que desde hace mucho tiempo asustan a todo el que pasa por allí en la noche. Sus antiguos dueños se la vendieron a una señora porque allí no tenían tranquilidad: murmullos, pasos, llanto de bebés, gritos, bellas mujeres caminando por la casa… La nueva dueña sabía todo lo que ocurría en la hermosa y extraña casa y se dispuso para afrontar las diversas situaciones. Antes de mudarse mando a bendecirla y remodelar parte por parte. Dicen que al levantar la tierra del jardín para sembrar grama y nuevas plantas, encontraron muchos fetos metidos en bolsas. Llamaron a un sacerdote, que los bautizó y llevó al cementerio. Otra gente arregló el jardín y aparentemente todo estaba normal. Una tarde al oscurecer la dueña de la casa con una amiga fueron a revisar los trabajos y vieron a varios bebés jugando en la grama, al acercarse a ellos, se esfumaron…, ante el asombro de las señoras. Otro día oyeron el llanto de una mujer y más tarde la vieron desesperada caminando por la casa, los vellos se les erizaron y sintieron escalofríos, comentaron una vez pasado el susto: _ Esto no está bien…Siguen pasando cosas extrañas. Acompañadas del maestro de obras, revisaron toda la casa y golpearon con un palo los pisos en toda la casa. En una parte del patio detrás de la casa, en el el centro del solar de tierra, que estaba encementado, sonaba a hueco. Revisaron por todas partes y encontraron una entrada disimulada con grandes losetas, las levantaron y vieron un túnel que daba al sótano. Dieron órdenes a los obreros para que sacaran todo lo que encontraran y poco después depositaban en el patio muchas bolsas, al abrirlas tenían huesos humanos. Espantados los obreros salieron corriendo para no volver más… Dieron cuenta a las autoridades para que investigaran el caso, Identificaron que los huesos correspondían a mujeres jóvenes. Más tarde procedieron a enterrarlos en fosa común en el cementerio municipal. Dicen que allí en esa casa, un supuesto médico sin escrúpulos clandestinamente practicaba abortos. Y muchas mujeres se morían, pero como su familia nada sabía las daban por desaparecidas, ya que en esa época salir embarazada sin estar casada era una ofensa muy grande para la familia y abortar un delito muy grabe. Al médico le ayudaba su hermano Ernesto, un hombre que no sentía temor por nada, era el encargado de hacer desaparecer los fetos y las mujeres, de eso hace mucho tiempo, quedo todo en el olvido… Cuentan que la dueña desesperada dejó abandonada la casa y con el tiempo otra familia la habitó, pero más nunca nadie tuvo paz para vivir en esa casa. Años después un Señor llamado Juan Hernández la compro a un precio regalado y la alquilo para una Escuela y luego a una organización política Acción Democrática en donde funciona como Casa de Partido pero más nunca para vivir. Aparentemente durante el día no sucede nada, pero al llegar la noche se oyen pasos, puertas que se abren y cierran y el susurro de hombres, dicen que son los dos hermanos que vagan por la casa penando por su maldad y por haber dejado enterrado un tesoro.



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