ESTA HISTORIA FUE TOMADA DEL LIBRO « FOTOMENSAJES», QUE EN EL AÑO 1983 ESCRIBIERA EL DIRECTOR DE DIARIO CATÓLICO, MONSEÑOR NELSON ARELLANO ROA(+). POR CONSIDERARLO PATRIMONIO DE TODOS LOS SANCRISTOBALENSES y ADEMÁS PORQUE, COMO ÉL MISMO AUTOR LO DICE, NO DEBEMOS OLVIDAR AQUELLOS ELEMENTOS DEL PASADO QUE HAN CONTRIBUIDO A CONFIGURAR LA INDIOSINCRACIA DE NUESTRO PUEBLO, LO TRANSCRIBIMOS TEXTUALMENTE.
La ciudad no puede olvidar su pasado. La ciudad no puede echar de lado sus tradiciones. La ciudad no puede cubrir con el manto de la indiferencia y de la ingratitud a ciertos personajes que le dieron fisonomía. Entre los personajes típicos de San Cristóbal debemos nombrar a Muela' e Gallo. Su recuerdo está fresco y así hemos de conservarlo.
Juan Contreras, que era su nombre de pila, había nacido en Capacho. Pero fue en San Cristóbal en donde creció y vivió la mayor parte de su existencia. Sus colmillos salidos le valieron el apodo de Muela 'e Gallo. Nunca se molestó por esto. Bien sabía él que este segundo nombre era hijo del cariño de su pueblo.
Inconfundible fue para los sanncristobalenses de varias décadas, la figura de Muela' e Gallo, su cuerpo enjunto y alto levemente echado hacia delante, su nariz perfilada y puntiaguda, sus labios arrugados y contraídos, sus ojos pequeños, vivos y pícaros, su tez pálida, su barba en extremo escasa, sus piernas largas y flacas, sus pies anchos y callosos, que nunca conocieron los zapatos, constituían un todo muy especial. Su indumentaria fue siempre: un paltó amarillo, de dril, estilo liquilique, unos pantalones del mismo color, que sólo llegaban a la media pierna. Y el todo remataba en una gorra. La gorra de Muelá 'e Gallo, indescifrable e inconfundible. Pero, ¿qué fue lo que hizo de Muela 'e Gallo un personaje típico de San Cristóbal? No fue ciertamente su figura física. Tampoco su extraña indumentaria. Fue su alma lo que lo constituyó en un personaje especial. Su alma de niño, su alma bondadosa, su alma traviesa. Pero sobre todo, su alma agradecida y servicial.
Muela' e Gallo fue, podemos afirmarlo sin temor a equivocamos, un servidor de los sancristobalenses. Vivió para servir. Cada amanecer se le hacía más y más agradable cuando tenía en cartera o digámoslo en bolsillo, unos cuantos «recados» por realizar. Muela 'e Gallo fue un mandadero, un recadero de los vecinos de esta Villa. De norte a sur, de este a oeste, paseaba su inconfundible figura Muela 'e Gallo en misión de servicio. Era el hombre de confianza para llevar dinero al banco o depositar en el correo la correspondencia.
En la homilía que pronunciamos el Día de la Ciudad en la Santa Iglesia Catedral, el 31 de Marzo de 1978, decíamos lo siguiente: «Un día cualquiera, un ciudadano sancristobalense se sintió enfermo. Se llamaba Juan Contreras y lo apodaban Muela 'e Gallo. Recostó su magra figura sobre el último horcón que existía. Miró sus pies desnudos y los sintió cansados. Comprendió que esos pies suyos, sin forma, ni figura, no estaban hechos para caminar sobre asfalto negro que le estaban echando a las calles. Durante muchos años Juancito había sido el recadero de la ciudad. Sobre las piedras que enjoyaban las calles y carreras de Comercio, Carabobo, Vigirima, Mucuritas, o los caminos de la Potrera y la Bermeja. Muela' e Gallo había paseado su desgarbada humanidad para prestar un servicio a alguien. Porque ese ciudadano siempre estuvo en posición de servicio a los demás.
Con sus pantalones a media pierna, con esa gorra que lo identificaba a la distancia, y por supuesto, con esa sonrisa suya tan limpia como su alma de niño, Juancito se había conquistado el afecto unánime de la ciudad. Aquella mañana Muela 'e Gallo se marchó rumiando sus recuerdos, su soledad y su pobreza, hacía el Hospital Vargas. Pero sus puertas estaban cerradas. Le costó muchísimo acercarse al inmenso Hospital de La Concordia, a ése que ya comenzaban a llamar Hospital Central. Y más todavía le costó orientarse en aquel mundo de pisos, de ascensores, de servicios y de equipos sofisticados. Nos parece verlo feliz cuando ya al fin consiguió una cama y pudo descansar en ella. Nos parece oírlo decir con su poca sonrisa: 'Hasta aquí nos trajo el río'.
En sus manos temblorosas de fiebre acarició su vieja gorra, nido de tantas bondades. Se revisó los bolsillos porque temía se le quedará alguna carta sin entregar, o algún dinero sin llevar a su destino. Se hizo la señal de la Cruz. Se confesó y comulgó. Recibió con piedad la unción de los enfermos y la Bendición Apostólica. Y se quedó muerto para siempre. Y al cementerio se fue con la misma gorra, con el liquilique y con la misma sonrisa con que había servido durante decenios a muchos sancristobalenses».
Muela 'e Gallo es como un símbolo de la ciudad que se fue. Porque después las cosas cambiaron. Juan Contreras «Muela 'e Gallo», murió el 10 de Julio 1967. Desde que esto ocurriera han transcurrido ya 35 años, y aún hay muchas personas que lo recuerdan con cariño y afecto, pues si se quiere es uno de los personajes típicos de nuestra región, a quien vemos decorando, a través de su tradicional fotografía, algunos sitios de recreación y diversión, como símbolo quizás de que no debemos olvidar nuestro pasado.
Hola Marvelia, muy conmovedora narrativa de tan importante ciudadano, me encanta.
ResponderEliminarTambién, siendo algo nostálgico me gustaría que pasearas por mi blog, el cual he posteado algunas cosas de los Andes y sus tradiciones, espero lo disfrutes, una de ellas se recrea en la población de la Grita, y el otro post, acerca de los oficios de los baqueanos, aqui te los dejo:
PHOTODERMIS: Sombreros, ancianos y el perro presencial http://photodermis.blogspot.com/2012/05/sombreros-ancianos-y-el-perro.html?spref=tw
PHOTODERMIS: El último de los Baqueanos http://photodermis.blogspot.com/2012/05/el-ultimo-de-los-baqueanos.html?spref=tw
Todas las fotos de mi blog, son fotos de mi autoría, suelo escribir acerca de las fotos que tomo, espero la disfrutes. Saludos
John Marshall @johnmarshall78
LA EXTRAÑA CASA DE LA ERMITA
ResponderEliminarEn la parte baja de la Ciudad de San Cristóbal, en la Carrera 1 entre Calle 15 y 14, existe una casa muy extraña. Dicen que desde hace mucho tiempo asustan a todo el que pasa por allí en la noche. Sus antiguos dueños se la vendieron a una señora porque allí no tenían tranquilidad: murmullos, pasos, llanto de bebés, gritos, bellas mujeres caminando por la casa… La nueva dueña sabía todo lo que ocurría en la hermosa y extraña casa y se dispuso para afrontar las diversas situaciones. Antes de mudarse mando a bendecirla y remodelar parte por parte. Dicen que al levantar la tierra del jardín para sembrar grama y nuevas plantas, encontraron muchos fetos metidos en bolsas. Llamaron a un sacerdote, que los bautizó y llevó al cementerio. Otra gente arregló el jardín y aparentemente todo estaba normal. Una tarde al oscurecer la dueña de la casa con una amiga fueron a revisar los trabajos y vieron a varios bebés jugando en la grama, al acercarse a ellos, se esfumaron…, ante el asombro de las señoras. Otro día oyeron el llanto de una mujer y más tarde la vieron desesperada caminando por la casa, los vellos se les erizaron y sintieron escalofríos, comentaron una vez pasado el susto: _ Esto no está bien…Siguen pasando cosas extrañas. Acompañadas del maestro de obras, revisaron toda la casa y golpearon con un palo los pisos en toda la casa. En una parte del patio detrás de la casa, en el el centro del solar de tierra, que estaba encementado, sonaba a hueco. Revisaron por todas partes y encontraron una entrada disimulada con grandes losetas, las levantaron y vieron un túnel que daba al sótano. Dieron órdenes a los obreros para que sacaran todo lo que encontraran y poco después depositaban en el patio muchas bolsas, al abrirlas tenían huesos humanos. Espantados los obreros salieron corriendo para no volver más… Dieron cuenta a las autoridades para que investigaran el caso, Identificaron que los huesos correspondían a mujeres jóvenes. Más tarde procedieron a enterrarlos en fosa común en el cementerio municipal. Dicen que allí en esa casa, un supuesto médico sin escrúpulos clandestinamente practicaba abortos. Y muchas mujeres se morían, pero como su familia nada sabía las daban por desaparecidas, ya que en esa época salir embarazada sin estar casada era una ofensa muy grande para la familia y abortar un delito muy grabe. Al médico le ayudaba su hermano Ernesto, un hombre que no sentía temor por nada, era el encargado de hacer desaparecer los fetos y las mujeres, de eso hace mucho tiempo, quedo todo en el olvido… Cuentan que la dueña desesperada dejó abandonada la casa y con el tiempo otra familia la habitó, pero más nunca nadie tuvo paz para vivir en esa casa. Años después un Señor llamado Juan Hernández la compro a un precio regalado y la alquilo para una Escuela y luego a una organización política Acción Democrática en donde funciona como Casa de Partido pero más nunca para vivir. Aparentemente durante el día no sucede nada, pero al llegar la noche se oyen pasos, puertas que se abren y cierran y el susurro de hombres, dicen que son los dos hermanos que vagan por la casa penando por su maldad y por haber dejado enterrado un tesoro.
Wow
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