Ya La Concordia, gracias al plan de urbanismo desarrollado por la ilustre municipalidad está incorporada definitivamente a la ciudad y dejó de ser aldea para convertirse en un hermoso barrio residencial. Allí hay una plaza que recientemente se acondicionó para las corridas de toros y es bastante grande y cómoda. Más abajo, en el sitio en donde don Eustoquio construyó un aeródromo, hay otra plazoletica que ahora se ha convertido en fábrica de tubos para el sistema de cloacas y alcantarillado de la ciudad. En ambas, como en casi todas las plazas de los pueblos andinos, hay sendos samanes para dar sombra y frescura a las gentes que por ahí pasean y descansan.
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