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miércoles, 23 de febrero de 2011

PLAZA DE TOROS UNA OBRA PARA UNA FERIA DE ABOLENGO

POR: Humberto Boscán
(Revista cordialidad Año12 Nº11 enero de 2004)
Las ferias y fiestas de San  Sebastián, como evento patronal, comenzaron a celebrarse en la ciudad desde el año 1835, y fuera de ser un evento sin ninguna significación nacional, a medida que la urbe se fue expandiendo las mismas fueron al mismo tiempo decayendo de manera progresiva.
Surge entonces, en la década de los cincuenta, un grupo de preocupados tachirenses por las Ferias, entre los que se contaba el Doctor Aurelio Ferrero Tamayo, Don Rafael María Rosales y Don Luis Baclini Logori, entre otros. Fueron ellos quienes le dieron el primer impulso, pero el mismo no fue necesario.
Entonces, en el año 1964 viene el grupo humano que le daría a la feria el empuje necesario hasta convertirla en la principal del país y una de las mejores del mundo. Entre los fundadores se pueden mencionar al Licenciado Rugo Domingo Molina, al Doctor Daniel Sánchez Molina, a los ingenieros Jesús Manuel Cacique, Reinaldo Alcalde Álvarez y Edgar Asís Espejo, a Don Erasmo José Pérez, a los doctores Pío Gil Moreno y Rugo Ochoa Vivas, al Coronel José Teófilo Velazco y al Economista Regulo Moncada, entre otros.
Todos fueron juramentados por el Dr. Francisco Romero Lobo, para entonces Presidente del Concejo Municipal de San Cristóbal. Comenzó entonces la planificación de la transformación del tradicional evento de enero. Desde un principio se habló de la Feria Internacional de San Sebastián, por cuanto lo de la Feria Gigante de América se dio como resultado de un concurso para un slogan, realizado años más tarde.
LOS TOROS
Fue entonces cuando se habló de la necesidad de levantar el prestigio de la parte taurina y se acordó la construcción de una plaza portátil en la Concordia, en lo que hoy se conoce como Plaza Venezuela, la cual apenas tenía capacidad para siete mil personas. En aquella plazoleta armable actuaron Manuel Benítez, '"El Cordobés", Joselito de Colombia, Efraín Girón, Joselito Torres, entre otros diestros que despacharon toros de las ganadería Campo Alegre y Santoyo.
Para la realización de la segunda feria, cuyo presidente era el Licenciado Rugo Domingo Molina y el Secretario el doctor Daniel Sánchez Molina, se logró aumentar de modo razonable el aforo de la plaza hasta alcanzar una capacidad para diez mil espectadores.
LA PLAZA MONUMENTAL
El éxito de la Feria sorprendió a los planificadores, porque la afluencia de turistas se quejaban de la poca oportunidad que tenían de ver las corridas. Por eso se comenzó a hablar con insistencia sobre la necesidad de una plaza moderna. [En este sentido] el Doctor Daniel Sánchez Molina explica que lo primero que se hizo fue buscar un lugar para la gigantesca obra. Después de muchas diligencias se ubicó un sitio apropiado en la parte alta de la ciudad, donde aún se presentaba la neblina y una tímida quebrada susurraba la comarca. Los terrenos eran propiedad del Señor Antonio Leal, quien para entonces tenía su negocio en la parte baja de la antigua edificación que hoy ocupa la emisora radial Ecos del Torbes.
El Concejo Municipal canjeó los terrenos al señor Leal por varias parcelas ubicadas en la Urbanización Mérida. Inmediatamente comenzaron los trabajos, con diseños de los Arquitectos Humberto Cavallini y Eduardo Santos Castillo. Surgieron algunos problemas. Por ejemplo, en Venezuela no se tenía conocimiento sobre cálculos para una plaza de toros. Toda la experiencia se concentraba en el levantamiento de estadios de béisbol. Por eso se hicieron consultas a calculistas de México, España, Colombia, Ecuador, y Perú. Lo curioso fue que todas esas consultas se hicieron a través de la red de aficionados, puesto que por aquellos años el servicio telefónico era muy deficiente, como hoy.
Se concluyó la obra en un año para convertirse en la quinta plaza del mundo y una de las primeras en funcionalidad y servicios. Cuenta con ocho puertas que permiten su evacuación en apenas quince minutos. Se construyó aprovechando el talud de una quebrada, quedando apoyadas las localidades de barreras y numerados de sol y sombra en dicho talud. Es la única del país que está fundida en concreto armado y no se emplearon losetas prefabricadas.
Cuenta el doctor Sánchez Molina que el día anterior a la inauguración, lo cual corrió a manos del Presidente Leoni, aún no estaba terminado el ruedo ni las vías de acceso. Fue necesario traer toda la maquinaria disponible en el Táchira, Zulia y Mérida y así, trabajando toda la noche, para las doce del día del magno acontecimiento, todo estaba preparado.
Dice el consultado que esa noche fue de gran nerviosismo, pero todos confiaron en la capacidad del doctor José Tomás Millanos, para entonces Coordinador del MOP a nivel nacional. La plaza tiene una capacidad calculada de 25 mil espectadores, pero por alguna extraña razón se le niega su aforo oficial. En la construcción se utilizaron 45 mil sacos de cemento.
La obra, al momento de ser terminada, había requerido una inversión total de tres millones de bolívares, pero hoy día su costo está calculado en los 250 millones. Cuenta con un sistema de drenaje del tipo espina de pescado, lo que permite que quede totalmente seca en tiempo record.
El primer torero que actuó en la Monumental de Pueblo Nuevo fue el español Antoñete, por antigüedad, quien despachó un toro de nombre "Romerito", de la ganadería colombiana del doctor Ernesto González Pedrahíta. La cabeza del toro quedó en manos de Régulo Moncada.
Como homenaje a Humberto Boscán B., Fundador y Director de esta revista “Figúrese Usted", hombre de letras y orgullo del Periodismo tachirense-.en sucesivas ediciones publicaremos algunos de sus artículos. El que incluimos en esta oportunidad pertenece a la edición NO.1 de CORDIALIDAD.

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