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miércoles, 23 de febrero de 2011

Profanado Templo De La Ermita

Por: Erasmo Rosales Avendaño
EI jueves 4 de septiembre de 1958 a las 10 de la mañana, un hombre que no se supo si padecía de enajenación mental o si fue guiado por otra causa, profanó los altares de la iglesia San Juan Bautista destruyendo las imágenes de San Sebastián, el Crucifijo y Santa Lucía, lanzando al suelo el Sagrario y acabando con el Solio Episcopal, candelabros, sillas, mesas, etc. El bochornoso suceso que repercutió en los círculos sociales de San Cristóbal como un signo gravísimo de descomposición social, culminó con la agresión a puñaladas que emprendió contra el Presbítero Juan de Matta Ortiz Ulloa, Cura Párroco de San Juan Bautista.
Que abran las ventanas
El Padre Ortíz se encontraba en el despacho atendiendo los asuntos de la Parroquia, cuando uno de sus empleados entró y le dijo:  Padre, en la Iglesia hay un hombre gritando que le abran todas las ventanas" y en vista de ello, el sacerdote se dirigió al templo para ver lo que pasaba y al llegar se encontró con que el hombre había destruido en pocos minutos todo lo que había en los altares. Alarmado el sacerdote gritó al intruso que por qué hacía eso y éste al verlo le dijo: "Usted se muere ahora mismo". De inmediato se abalanzó contra el Padre Ortíz, esgrimiendo en su mano un puñal. El Sacerdote retrocedió rápidamente y se situó en las puertas de la Sacristía y el hombre que en ese momento se hallaba cerca del púlpito haciendo destrozos, saltó la baranda del comulgatorio y emprendió la persecución del sacerdote.
Lucha cuerpo a cuerpo
El Padre Ortíz trató de ganar la salida por la puerta que comunica la Iglesia con la Carrera 5 (hoy Avenida García de Hevía), donde fue alcanzado por su agresor, y en la escalera que da desde la sacristía a la calle se desarrolló  una lucha cuerpo a cuerpo en la cual el sacerdote por poco resulta muerto a puñaladas. El agresor le dio al Padre Ortíz un fuerte puñetazo que lo derribó al suelo y luego se le lanzó encima y comenzó a tirarle puñalada tras puñalada, logrando solo romperle la sotana en la manga y en la cintura. El sacerdote, sin perder tiempo, pudo levantarse y esquivar las puñaladas hasta donde las fuerzas lo acompañaron y, cuando estaba a punto de no poder defenderse, una persona que pasaba por la puerta y presenció la escena, comenzó a gritar: “¡Están matando al padre!". A los gritos llegaron inmediatamente al lugar de los hechos varias personas, quienes hicieron uso de su fuerza y de sus puños para liberar al Padre Ortíz del agresor que cada vez hacía esfuerzos mayores para apuñalarlo, presa de una terrible furia.
¿Quién es el personaje?
El personaje que apuñaló al Padre Ortíz y a su vez profanó el Templo, respondía al nombre de José Sandoval. Era un hombre alto y corpulento, cercano a los 40 años, quien tenía un pequeño negocio de víveres frente al Parque Garbiras. No se le conocieron antecedentes de pendenciero. Sandoval había sufrido en la mañana un ataque de locura que lo llevó a cometer el hecho. Padecía un estado mental especial creado por la lectura de libros de espiritismo, Rosacruces, hipnotismo, acuarismo y otras de la misma especie. Prueba de ello las disparatadas declaraciones que dio a la prensa y las cuales constituyeron una nota humorística dentro del cuadro que invita al recogimiento.
El Padre Ortiz, jefe de una banda de brujos
Cuando Sandoval fue preguntado acerca de las causas que lo impulsaron a cometer tan grave falta respondió, con una sonrisa sarcástica “lo que pasa es que esta mañana fui dispuesto a liquidar mis cosas con el Cura Ortíz porque era necesario resolver esta situación. O él o yo. El Cura Ortíz es el jefe de una banda de brujos que hay en La Ermita y que tiene medio loco a todo el mundo. Ahora los brujos, y especialmente el Cura Ortíz que los comanda, se han puesto contra mí. No me dejan comer ni dormir y me atormentan a cada momento. El negocio casi me lo quiebran, pues no me dejan entrar a los clientes".
Hombre correcto
Algunos vecinos de Sandoval en la Carrera 9 se expresaron a su favor. Una señora dijo: “Como puede ser esto. Si el señor Sandoval es un hombre muy correcto. No tengo ninguna queja de él. Al contrario, lo considero un vecino excelente". Así mismo sus demás vecinos.
Lo salvó el Corazón de Jesús
 En su furia, cuando Sandoval destruyó todo lo que había en los altares y lanzado al suelo la imagen de San Juan Bautista, el sagrario y la imagen de Santa Lucía, se dirigió al nicho donde estaba el Corazón de Jesús y lo rompió violentamente. Le asestó a la imagen una puñalada por un brazo arrancándole buena parte. El puñal perdió la punta y de esta manera no pudo herir al sacerdote.
El mismo Sandoval dijo: “Lo salvó el Corazón de Jesús. Ese Cura Ortiz es guapo. Se defendió como un verdadero macho. Le di hasta que pude, pero él también me dio sabroso". El sacerdote Juan de Matta Ortiz Ulloa, era un cura muy apreciado por la feligresía.

1 comentario:

  1. LA EXTRAÑA CASA DE LA ERMITA
    En la parte baja de la Ciudad de San Cristóbal, en la Carrera 1 entre Calle 15 y 14, existe una casa muy extraña. Dicen que desde hace mucho tiempo asustan a todo el que pasa por allí en la noche. Sus antiguos dueños se la vendieron a una señora porque allí no tenían tranquilidad: murmullos, pasos, llanto de bebés, gritos, bellas mujeres caminando por la casa… La nueva dueña sabía todo lo que ocurría en la hermosa y extraña casa y se dispuso para afrontar las diversas situaciones. Antes de mudarse mando a bendecirla y remodelar parte por parte. Dicen que al levantar la tierra del jardín para sembrar grama y nuevas plantas, encontraron muchos fetos metidos en bolsas. Llamaron a un sacerdote, que los bautizó y llevó al cementerio. Otra gente arregló el jardín y aparentemente todo estaba normal. Una tarde al oscurecer la dueña de la casa con una amiga fueron a revisar los trabajos y vieron a varios bebés jugando en la grama, al acercarse a ellos, se esfumaron…, ante el asombro de las señoras. Otro día oyeron el llanto de una mujer y más tarde la vieron desesperada caminando por la casa, los vellos se les erizaron y sintieron escalofríos, comentaron una vez pasado el susto: _ Esto no está bien…Siguen pasando cosas extrañas. Acompañadas del maestro de obras, revisaron toda la casa y golpearon con un palo los pisos en toda la casa. En una parte del patio detrás de la casa, en el el centro del solar de tierra, que estaba encementado, sonaba a hueco. Revisaron por todas partes y encontraron una entrada disimulada con grandes losetas, las levantaron y vieron un túnel que daba al sótano. Dieron órdenes a los obreros para que sacaran todo lo que encontraran y poco después depositaban en el patio muchas bolsas, al abrirlas tenían huesos humanos. Espantados los obreros salieron corriendo para no volver más… Dieron cuenta a las autoridades para que investigaran el caso, Identificaron que los huesos correspondían a mujeres jóvenes. Más tarde procedieron a enterrarlos en fosa común en el cementerio municipal. Dicen que allí en esa casa, un supuesto médico sin escrúpulos clandestinamente practicaba abortos. Y muchas mujeres se morían, pero como su familia nada sabía las daban por desaparecidas, ya que en esa época salir embarazada sin estar casada era una ofensa muy grande para la familia y abortar un delito muy grabe. Al médico le ayudaba su hermano Ernesto, un hombre que no sentía temor por nada, era el encargado de hacer desaparecer los fetos y las mujeres, de eso hace mucho tiempo, quedo todo en el olvido… Cuentan que la dueña desesperada dejó abandonada la casa y con el tiempo otra familia la habitó, pero más nunca nadie tuvo paz para vivir en esa casa. Años después un Señor llamado Juan Hernández la compro a un precio regalado y la alquilo para una Escuela y luego a una organización política Acción Democrática en donde funciona como Casa de Partido pero más nunca para vivir. Aparentemente durante el día no sucede nada, pero al llegar la noche se oyen pasos, puertas que se abren y cierran y el susurro de hombres, dicen que son los dos hermanos que vagan por la casa penando por su maldad y por haber dejado enterrado un tesoro.

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